Fomentan cuidado de #Azucenas.

OAXACA, Oax. Antes, su florecimiento era propio del mes de julio, sin embargo en los últimos años decoran los campos desde el mes de junio, desde el inicio del periodo de lluvias; se trata de esta hermosa flor silvestre que nace en el estado de Oaxaca, cuyas características más preciada es su bello aroma perfumado que exhala con mayor intensidad por la noche, cuando la diminuta flor blanca abre sus pétalos. Se trata de la azucena silvestre que nace sin que nadie la siempre o cultive, es fruto de la tierra en el campo.

En este contexto de plenitud natural, personas preocupadas por la preservación ambiental fomentan una campaña en redes sociales de cuidado de esta especie. Para que no se extinga, anotan, hay que trozarla y no arrancarla de raíz, para preservar el bulbo o camote, y que esta semilla quede bajo la tierra para el siguiente año y los subsecuentes. 

Es el caso de San Andrés Huayapam, su regidor de Ecología, Ezequiel Santiago, hace la invitación a que si acude a recolectar azucenas, las troce del tallo.  La hermosa flor blanca brinda felicidad pues suele recolectarse en equipo. Se organiza la expedición por las tardes en familia o con amigos, principalmente en fin de semana.

Las azucenas son ícono de Oaxaca: una azucena aparece en las manos de la Virgen de la Soledad, patrona de los oaxaqueños, figura también decorando las sienes de Donají, la princesa zapoteca emblema de la Ciudad de Oaxaca, también el principal foro recreativo de Oaxaca , el Auditorio Guelaguetza se conoce también como “Rotonda de las Azucenas” pues el sitio donde se ubica, como todos los cerros en los Valles Centrales, en la Mixteca, en la Sierra Sur y más allá, son punto de encuentro para la búsqueda de esta flor al caer la tarde.  

A la azucena Silvestre se le conoce también como flor de mayo y San Nicolás, flor de San Juan, Estrella y Jacinto de Monte, depende de la zona. El área idónea para su florecimiento son llanuras de pastizal pero también se dan en áreas áridas a las faldas de los cerros, entre rocas y particularmente espinas de pequeños cactus o magueyes, crecen de 20 a 80 centímetros de altura.

En esta etapa donde la riqueza natural se consolida como parte de los bienes más preciados del ser humano, procurando su conservación, la invitación es a no arrancarlas sino trozarlas, así se deja el bulbo, cebollita o camote, y el próximo año de ella saldrá una azucena más, así las futuras generaciones tendrán también la oportunidad de conocerlas y disfrutar de su maravilloso aroma.

-Maira Ricardez